22 septiembre 2008

Pronto un nuevo capitulo

30 julio 2008

Capitulo 17 “Huida”

Luego de mi ultima visita al desierto, rincón del alma de penurias del pasado, lugar recóndito de mis más mayores miedos y pesadillas estuve enfermo una semana, la fiebre no bajaba era como si el calor de mi cuerpo quisiera quemar las heridas, era como si el calor del mismo infierno curtía mi dolor convirtiéndolo en cicatrices.
Tras 9 días de calvario y agonía desperté lucido y reflexivo, no podía continuar así, debía hacer algo.
Ella se alejo cuando le dije que la amaba, pero ahora debía alejarme yo, no podía seguir arrastrándola a mi dolor, a mis demonios y fantasmas acosadores, arquitectos de situaciones inexistentes, destructores de la poca paz en mi mente, sembradores de dudas en terreno estéril.
Basta ya de todo eso.
Lloro cuado le dije adiós, escuche su corazón romperse al mismo tiempo que su alma me daba la espalda y una cachetada.
Se rompió su corazón, y el mió se rompió dos veces al saber que la amaba y que solo quería estar con ella, pero ¿vale mas amar y no lastimar, que amar lastimando?
Me interne en mi casa, encontraba en ella un refugio lo bastante contenedor y lo bastante morboso como para hacerlo mi “bunker” ante cualquier ataque.
Me borre del mapa, me trago la tierra, a veces es necesario hacerlo, a veces solo se necesita de tu mejor y peor amigo, UNO MISMO, solamente cada uno se conoce realmente, solamente cada uno puede reprocharse, solamente cada uno puede darse cuenta donde cometió el error, mientras que nuestra conciencia nos ayuda a deprimirnos ó alegrarnos.
Pasaron días y yo solamente salía a ver el sol cuando necesitaba algo lo suficientemente indispensable como para suspender mi aislamiento.
El celular?
Apagado.
El teléfono?
Descolgado.
Mis amigos?
Preocupados.
Mi amor?
Seguramente destruida por lo sucedido, pero algo me alegro súbitamente al darme cuenta que solo y confinado a estar en mi casa oscura, solitaria y fría, donde antes todo era alegría y amor, solo, acompañado únicamente por mis pensamientos y mis recuerdos, solo, si, solo, ya el fantasma de Sofía no aparecía.
La tranquilidad lentamente me volvía al cuerpo, el alma ya no estaba alterada, en realidad a mi alma ya ni la sentía, sé que estaba ahí, pero no la sentía pesada como antes, la sentía liviana.
En el fondo pensaba con al cuota de pesimismo típica del ser humano, que esto no podía ser para siempre y pensaba en el próximo reencuentro con Sofía.
Esa noche me dormí en el sillón la chimenea estaba apagada y en mis sueños vi una respuesta.
Estaba en el bosque, ese lugar que nunca hubiera elegido con Sofía del otro lado, estaba en el bosque pero bien en el centro.
Camine y camine tratando de encontrar una salida, un claro o a alguien, pero nada sucedió. Llegue a una laguna y cuando me quise inclinar a tomar agua vi mi reflejo, o en realidad vi a lo que se reflejaba, sin duda no era yo pero quien era?
Un viejo me miraba fijo, no imitaba mis movimientos por lo que me dio a entender que no era yo, adentro del agua había un anciano mirándome y me asusto mucho, mas me asuste cuando el viejo con su mirada incriminadota me agarro fuertemente de mi remera y me introdujo en la laguna de agua cristalina con una rapidez y una fuerza sin igual. En el agua la vi a la doctora ahogada, muerta.
Y mi grito supero el agua, las burbujas y las barreras de la física. Desperté todo mojado y con barro en el cuerpo.
Debía contarle la verdad a Valeria, era la única solución.

27 junio 2008

Capitulo 16 “Recuerdo del primer beso”

Parados uno frente al otro bajo el calor del sol no podíamos hacer otra cosa que mirarnos, observarnos como si nos estuviéramos midiendo, como si estuviéramos hablando con miradas, y la verdad, ya sabia, ya entendía todo lo que pasaba, era tan grande que no cabía dentro de mi cuerpo, era tan mágico que ninguna mente lo comprendería, era tan real e irreal al mismo tiempo que ni el Quijote lo creería.
Me explico con palabras lo que las palabras no podrían explicar jamás, al terminar de escucharlas me desplome en el piso, dejando que arena entre en mi boca y la seque como mi pensamientos.
Ella se alejaba lentamente, como si quisiera que la alcanzara, yo solo podía mirarla marcharse una vez más de mi, una vez más de mi vida, y ahí es cuando pensé que no podía permitirlo, saque fuerzas de donde no tenia para alcanzarla, no tuve mas que hacer unos pasos y me encontraba detrás de ella, la tomé del brazo de forma fuerte y brusca, la di vuelta y tome su cara con una mano, me le acerque tanto que podría haberla besado ahí mismo, no sabia hasta ese momento si quería besarla o no, simplemente me quede contemplando sus ojos, sintiendo su aliento y su perfume, ella me miraba y era la primera vez que no tenia expresión serena en el rostro, esta vez me miraba completamente vulnerable a lo que podía llegar a hacer, su respiración se entrecortaba y comenzaba a abrazarme la cintura, de pronto todas mis fuerzas se restablecieron, podía manipularla, podía hacer lo que quiera con ella, pero no sabia que hacer, pensaba demasiado en un momento en el que tenia que apagar el cerebro y actuar con el corazón, pero mi corazón pensaba mas que yo.
No me contuve más, lentamente la bese, y recordé nuestro primer beso, fue en una estación de tren, la había conocido desde siempre, pero nunca me había animado a hablarle, la observaba de lejos como inalcanzable, la veía como una estrella y yo un simple astrónomo, la tenia cerca, pero muy lejos de mis posibilidades, una tarde la encontré llorando en la estación, su fragilidad me hizo valiente y estupido, ella lloraba desconsoladamente sin percatarse que me tenia sentado al lado atónito y expectante, sin decirle nada me abrazo y apoyo su cabeza en mi pecho.
.-Joaquín, te necesitaba justo a vos. Me dijo.
De no estar sentado en un banco me hubiera caído al piso, me conoce? Me necesita
a mi?.
No dije nada, no hubiera podido tampoco. Lloraba por un amor que no supo valorarla, lloraba por un amor que no la merecía, lloraba por un amor que ella siempre supo que no amaría, lloraba solo eso, lloraba.
La impotencia que sentía en ese momento era inmensa, no sabia como hacer para arrancarle una sonrisa y secarle los ojos.
Pero nada salio de mi boca ni de mi mente, ella me miro con la fragilidad de un papel bajo la lluvia, yo me derretí y me enamore, me perdí en el mar de lagrimas de sus ojos y cerrando los míos la bese.
Un beso tímido como el de una persona que no conoce el camino, calido, muy suave y lento, le robe sus sentidos por un instante para convertirlos en míos, le robe un poco mas que un beso esa tarde sentados en la estación de tren que venia a lo lejos, pero en ese instante ninguno de los dos podía escuchar nada, solo escuchábamos la melodía de nuestro amor, el baile de nuestros labios y el romance de nuestras lenguas.
Al terminar de besarla la mire con mucho miedo, y ella me miro con la cara radiante de felicidad, sus ojos habían secado, su amargura se había desvanecido como vapor.
Me tranquilice un poco más al verla feliz, no me equivoque, pensaba por dentro.
.-Gracias!!. Sos muy dulce.
Al terminar de decirme eso se paro y se marcho dejándome sentado en la estación con mil preguntas en mi cabeza y mi corazón latiendo por ella.