Capitulo 11 “La vuelta del amor”

Abrí los ojos esa mañana y en la radio anunciaba mas lluvia, seria para calmar las vidas de los que la viven como si fuera el ultimo día?

Me incorpore y recordé el sueño que tuve la noche anterior, estábamos con la doctora en el restaurante, tranquilos, hablando, comiendo y de repente mi mirada busca algo dentro del salón, lo busca desesperado y no sabe que es, mi mirada se frena como un rayo al golpear el suelo y de un estruendo ensordecedor diviso la figura de mi esposa, mirándome desde la barra hermosa como siempre, tenia los ojos cansados y se notaba que había llorado, me pare de un salto, y al hacerlo ella desapareció, la busco y no esta.

Me siento y tomo un sorbo largo de vino, cuando dejo la copa en la mesa la vuelvo a ver desde la barra mirándome y comprendí el cansancio de sus ojos, comprendí la tristeza de su mirada, lo entendí tan perfectamente que creo que me lo silbo al oído, estaba agotada, estaba exhausta de verme sufrir, cada vez que me miraba llorar, cada vez que me encontraba sin consuelo su alma ya sin vida moría un poco más.

Pensé que podía tratarse de un mero autoanalisis psicológico, y que mi esposa representaba en realidad a mi mismo, cansado del dolor y como dice Freedie Mercury en una canción “ I´ve had enough of this same old game” ( he tenido suficiente de este mismo viejo juego).

Tenia que cambiar mi vida y apostaba a la doctora o “doc” como le digo yo…..

Me acerque a la aldaba de su casa y dude un momento en tocar, quería darle un ultimo vistazo a mi apariencia, y con un vino en la mano izquierda, toque la puerta.

Me abrió con una sonrisa de oreja a oreja que hizo que las últimas migajas de nervios se desvanezcan en el aire

Comimos pollo con una salsa medio picante y unas papas al horno, tomamos vino y nuestras miradas jugaron el juego tan lindo que habían echo la ultima vez….me estaré enamorando de ella?

De un impulso precipitado y fugaz me pare, tome con mis manos suaves la cara de ella, la mire fijamente a los ojos como si quisiera meterme en su cerebro y le di un beso tierno pero apasionado.

Terminamos de besarnos y percibí sus ojos grandes y mojados, tomo de mi mano y me condujo a su habitación, donde, con fragilidad me quito la ropa, yo estaba entregado a ella, no podía resistirme había un imán que unía nuestros cuerpos.

Decidí participar un poco también y comencé a quietarle la ropa delicadamente, me encontraba interpretando un rol dulce, no podía parar de acariciarla y de besarla para que sepa lo que me hacia sentir, con cada beso probaba su alma y ella la mía, me encontré embriagado de pasión y acostados en su cama comenzamos a hacer el amor.

Al principio fue como un baile, nuestros cuerpos bailaban al ritmo de una danza maravillosa y una música celestial, luego algo que no tiene calificativo sucedió.

Me encontraba con los ojos cerrados percibiendo cada olor, cada textura como si fuera un ciego que lee un libro, y su olor cambio a uno claramente conocido, su piel ya no era la de ella si no la de otra persona , una piel inconfundible para mis dedos ya que tantas veces la recorrieron.

Creí que era un sueño, que mi mente no podía engañarme de manera tan cruel, y ahí es cuando abrí mis ojos, esta vez juro no creer lo que miraba, lo que tocaba, lo que sentía, en el lecho de la doctora ya ella no se encontraba, su calido cuerpo fue cambiado por uno mas calido aun para mi.

Me encontraba haciendo el amor con Sofía que me miraba como si quisiera que le creyera que se encontraba conmigo allí y no en su tumba fría y estéril, la sorpresa lógica que tendría que haber sentido se convirtió en una alegría, como si mi deseo se hubiera cumplido.

Volvía a tocar su cara, volvía a mirar sus ojos, estaba conmigo y no quería dejarla ir.

Hicimos el amor toda la noche y después nos abrazamos por un largo rato, me di cuenta que todavía no había intercambiado palabras con ella, e intente hablar, me puso su dedo índice en la boca callándome, y me dijo que use la boca únicamente para besarla, la bese como quería pero era inevitable las preguntas que tenia para ella.

Le pregunte si era real, no contesto. Le pregunte si esto era un sueño y tampoco contesto, la mire a la cara y vio mis ojos enfurecidos, quería saber, quería respuestas de este juego macabro perpetuado por dios. Ella me tomo con sus manos la cara, me dio un beso, se acurruco en mi pecho y se quedo dormida, acto seguido la abrase fuertemente y me quede dormido yo también.